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La Felicidad: ¿Una Diosa Moderna?

¿Qué tiene la felicidad que la hace tan anhelada y perseguida? Seductora y misteriosa, parece estar siempre fuera de nuestro alcance. Sin embargo, a lo largo de la historia ha sido objeto de búsqueda y reflexión. Filósofos, psicólogos y escritores han hablado, escrito y debatido sobre ella. ¿Qué es realmente la felicidad y cómo se puede lograr? ¿Es posible alcanzarla en esta vida?

El arte también ha intentado representarla y definirla simbólicamente. En el Museo del Prado de Madrid se encuentran dos obras neoclásicas que la encarnan de maneras distintas. La Alegoría de la Felicidad (siglo XVIII), una escultura anónima de escayola, muestra una figura femenina idealizada, presentando la felicidad como un estado elevado, virtuoso y difícil de alcanzar. Por otro lado, La Felicidad (1855), atribuida a Andrés Rodríguez, representa a una mujer con una corona de laureles, símbolo de triunfo, y una espada bajo su pie, aludiendo a la victoria sobre los conflictos. A sus pies, una cornucopia simboliza la abundancia y la prosperidad, mientras que un niño leyendo refuerza la idea de que la educación y la inocencia son caminos hacia la dicha.

¿Estamos reduciendo el evangelio a un antídoto contra la infelicidad?

Otra obra significativa, aunque no se encuentra en este museo, es La Felicidad Eterna, un boceto realizado en 1813 por José de Madrazo y Agudo, por encargo de Carlos IV durante su exilio en Roma. Esta alegoría representa la felicidad como un ideal trascendental, reforzando la idea de que su plenitud solo se alcanza más allá de lo terrenal.

Así como en el pasado la felicidad fue representada en el arte como un ideal elevado, hoy en día sigue siendo un objeto de adoración, aunque con nuevas formas y promesas. Hoy, la felicidad se ha convertido en el propósito central de muchas vidas, adoptando el papel de una diosa moderna, una Diana de los Efesios que todos buscan, adoran y persiguen. En torno a ella han surgido “Demetrios” contemporáneos: comerciantes que lucran con este anhelo, ofreciendo atajos y fórmulas superficiales, cargadas de píldoras de serotonina y promesas efímeras de bienestar.

“Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.” Agustín de Hipona

¿Estamos reduciendo el evangelio a un antídoto contra la infelicidad?

Frente a esta obsesión por la felicidad, cabe preguntarse: ¿Cómo está respondiendo la Iglesia a esta demanda? ¿Es posible que estemos moldeando el mensaje del evangelio para ajustarlo a una exigencia social? Presentar el evangelio como una simple “píldora” contra la infelicidad es un error. Si lo enfocamos únicamente en satisfacer esta búsqueda humana, corremos el riesgo de distorsionar su verdadero propósito.

Es evidente que el pecado ha causado un profundo desajuste en el ser humano, dejándolo incompleto sin Dios. Como dijo Agustín de Hipona:

Nos hiciste, Señor, para Ti, y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Ti.

Sin embargo, el propósito principal del hombre no es su felicidad personal, sino la gloria de Dios. Si analizamos la felicidad desde una perspectiva bíblica, veremos que su significado rompe por completo con los estándares del mundo, ya que no se basa en el placer, el éxito o la ausencia de sufrimiento.

Aunque la Biblia no define la felicidad en términos humanos, sí la relaciona estrechamente con el concepto de bienaventuranza. Un claro ejemplo de esto es el Sermón del Monte (Mateo 5:3-12), donde Jesús proclama las Bienaventuranzas:

Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.” (Mateo 5:4)

Desde la perspectiva del mundo, alguien que llora difícilmente podría ser considerado feliz. Sin embargo, la felicidad bíblica no se basa en la ausencia de dolor, sino en la bendición de recibir la consolación de Dios en medio de la aflicción.

El Salmo 1:1-2 nos muestra que la verdadera felicidad se encuentra en la obediencia a Dios y la meditación en su Palabra, lo que conduce a una vida llena de bendiciones:

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.

Por otro lado, Proverbios 16:20 refuerza la idea de que la confianza en el Señor es clave para experimentar la verdadera felicidad.

No depende de las circunstancias externas, sino de nuestra relación con Dios y de cómo elegimos vivir según su voluntad:

El que entiende y guarda la palabra hallará el bien, y el que confía en Jehová es bienaventurado.

Conclusión

La Biblia nos desafía a no definir la felicidad según los estándares del mundo ni a presentar el evangelio como una vía para alcanzar bienestar terrenal. El evangelio no es un medio para obtener felicidad emocional, sino el mensaje de salvación para todo aquel que cree en Jesucristo.

En nuestro folleto titulado “Si buscas la felicidad”, invitamos a las personas a detenerse y reflexionar:

¿Qué estás buscando y dónde lo estás buscando?

Porque el evangelio no promete felicidad terrenal, sino salvación y vida eterna en Cristo Jesús, lo cual es un regalo mucho mayor que cualquier felicidad pasajera.

Carlos Villa – Coordinador nacional

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Guardian de Tus Pensamientos

No podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí podemos evitar que aniden en ella”. Este dicho, atribuido a Martín Lutero, nos recuerda que, aunque no podemos controlar todos los pensamientos que llegan a nuestra mente, sí tenemos el poder de decidir qué hacemos con ellos. La ciencia confirma que lo que pensamos nos afecta física y emocionalmente para bien o para mal.

La iglesia de Filipos vivía momentos de prueba. Los creyentes eran perseguidos por proclamar a Jesús como Señor, lo que desafiaba la lealtad al César. Además, tenían conflictos internos entre varios de los miembros de la iglesia. Esta mezcla de presión externa e interna generaba pensamientos que producían ansiedad, tristeza y pérdida del gozo y la paz que debería caracterizarlos. Desde la prisión, Pablo les da un consejo claro: “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias” (Filipenses. 4:6). No les pide que ignoren sus problemas, sino que los presenten a Dios, entregándole tanto las situaciones como los pensamientos que estas provocan.

No podemos evitar que los pájaros vuelen sobre nuestra cabeza, pero sí podemos evitar que aniden en ella.

En otra carta Pablo exhorta a llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2 Corintios 10:5). Cuando hacemos esto, experimentamos una paz que va más allá de lo que podemos comprender. “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:7). Esta paz no es solo tranquilidad, sino un escudo que protege nuestras emociones y mente. Su origen está en Jesús, el príncipe de paz, quien dijo: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).

Somos responsables de nuestros pensamientos y de enfocarlos en lo que edifica.

Pablo nos dice en qué pensar para mantener esta paz: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” (Filipenses. 4:8). Somos responsables de nuestros pensamientos y de enfocarlos en lo que edifica.

Es fundamental ser conscientes de que la batalla se libra en nuestra mente; no permitamos que ciertos pensamientos ocupen más espacio del necesario. Cuando decidimos confiar en Cristo y enfocamos nuestra mente en su verdad, hallamos descanso y una paz humanamente incomprensible. Recordemos las palabras del profeta Isaías: “Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado” (Isaías 26:3).

Carlos Villa – Coordinador nacional

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¿ESTUVO PABLO EN ESPAÑA?

En el libro de los Hechos Pablo recibe una visión en sueños que le marcó notablemente y cambió sus planes con respecto al futuro, un macedonio lanza una petición de socorro: “Pasa a Macedonia y socórrenos” (16:9). Europa necesitaba con urgencia que el evangelio fuese predicado en sus tierras y Grecia se convierte en el nuevo campo de batalla misionero.  El Espíritu Santo le impulsa al permitirle escuchar a un europeo y siente la llamada del Señor por medio de aquellas palabras. El corazón de Pablo dispuesto a obedecer a Dios y su sensibilidad para alcanzar a aquellos que no conocen el evangelio hará el resto.

La mirada de Pablo se extendía cada vez más hacia Occidente. Pablo desea visitar Roma, pero teniendo claro que Pedro ya había sembrado el evangelio allí, dando lugar a una iglesia bien establecida y él no edificaba sobre fundamento ajeno (Ro. 15:20). Por lo que el gran proyecto de Pablo era visitar España (Ro. 15:28), llegar hasta “el fin de la tierra”, como era conocido “Finisterre”, derivado del latín “finis terrae”, aunque Filóstrato localiza este fin en Gades (Cádiz).

Pablo tenía muy presentes las palabras proféticas del Salmo 19:4 al citarlo en Ro.10:18: “A toda la tierra alcanzó su pregón, y hasta el extremo del mundo su lenguaje”. Indudablemente, los límites occidentales estaban en Hispania.

“A toda la tierra alcanzó su pregón, y hasta el extremo del mundo su lenguaje” Salmos 19:4

La pregunta que nos hacemos con todo el interés que debería suscitar entre nosotros, siendo españoles, es si realmente existe alguna posibilidad de que Pablo culminara este proyecto, dado que no tenemos constancia bíblica sobre esta cuestión, ni tampoco sobre muchos de los viajes que realizaron el resto de los apóstoles para extender el evangelio.

Pablo escribe a los romanos probablemente desde Corinto, quiere estar con ellos antes de tomar rumbo a España, pero antes debe llevar una ofrenda a Jerusalén (Hch. 19:21). En Jerusalén le detuvieron, por lo que permaneció dos años en Cesarea y dos en Roma. Algunos comentaristas como William Barclay, creen que así se cerró la puerta a su propósito de alcanzar España, pero como vemos en el libro de los Hechos, sus “prisiones y tribulaciones”, ya habían sido reveladas previamente por el Espíritu de Dios, el apóstol lo había asumido para acabar su carrera con gozo, y el ministerio que había recibido del Señor, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios porque no tenía temor a la muerte (Hch. 20:22-24; 21:10-14). Sus prisiones y dificultades, no fueron ninguna sorpresa para él mientras cumplía el plan de Dios.

¿Qué fue de Pablo?

El libro de los Hechos termina un tanto abruptamente con el primer encarcelamiento de Pablo en Roma. Lucas deja de escribir y no hay referencias a los últimos días de Pablo, salvo la seguridad de que fue encarcelado por segunda vez en Roma antes de morir y terminar su carrera tal y como se describe en la segunda carta a Timoteo. Según diversas tradiciones, Pablo murió entre los años 67-68 d.C. en Roma. En el libro de los Hechos encontramos previamente el encuentro favorable de Pablo con un cordobés, Galión, hermano del gran filósofo Séneca, quien según un detalle encontrado en una lápida de Delfos (1905), fue procónsul de Acaya entre el 51 y 52 d.C. (Hch. 18:12-17), por lo que el primer encarcelamiento de Pablo en Roma pudo concluir sobre los años 62-63 d.C, aunque algunos lo sitúan anteriormente. En cualquier caso, durante el intervalo de tiempo entre los años 62 y 68 d.C., Pablo desarrolló más actividad de lo que Lucas recoge en el libro de los Hechos hasta ser encarcelado por última vez en Roma.

Hay un fragmento del s. II, conocido como “Muratori”, encontrado en el s. XVIII en la biblioteca Ambrosiana de Milán que contiene el canon de los libros del Nuevo Testamento reconocidos como autoritativos en la Iglesia de Roma en aquel tiempo, y al mencionar el libro de los Hechos, dice sobre Lucas: “lo que ha sucedido en su presencia, como lo declara evidentemente el hecho de que pase por alto el martirio de Pedro y el viaje de Pablo desde Roma a España”. Teniendo en cuenta esto, y viendo como Lucas plasmó todo lo que conoció, algunos piensan que su muerte se produce tras el primer encarcelamiento del Pablo en Roma, y que incluso esa podría ser la tristeza previa a la enfermedad de Epafrodito a la que alude Pablo en Fil. 2:27. La duda es si el Lucas al que Pablo se refiere cuando dice que “Sólo Lucas está conmigo” (2ª Tim. 4:11) es el médico amado. Si es el mismo, entonces Lucas tomó un camino diferente al del apóstol tras el primer encarcelamiento hasta volver a encontrarse en Roma cuando Pablo iba a morir, sin haber estado junto a él durante unos años.

Su meta nunca fue un lugar que ya había sido evangelizado, todo lo contrario, tal y como leemos en la epístola a los Romanos quería llenar del evangelio todo el mundo conocido.

Testimonios extrabíblicos.

Clemente de Roma fue contemporáneo de Pablo y escribe a los corintios: “Por siete veces fue cargado de cadenas; fue desterrado, apedreado; hecho heraldo de Cristo en Oriente y Occidente, alcanzó la noble fama de su fe. Y después de haber enseñado a todo el mundo la justicia y de haber llegado hasta el extremo de Occidente, y dado testimonio ante los príncipes, salió de este mundo y marchó al lugar santo, dejándonos el más alto dechado de paciencia”.

Para algunos, la palabra utilizada para “extremo”, también podría ser “meta”, pero como vemos en las Escrituras, su meta nunca fue un lugar que ya había sido evangelizado, todo lo contrario, tal y como leemos en la epístola a los Romanos quería llenar del evangelio todo el mundo conocido. Por tal motivo, había llegado hasta el Ilírico (la antigua Yugoslavia), pero no se conformaba con esto (Ro. 15:19).

En otros textos de los Padres de la Iglesia, podemos leer a:

  • Jerónimo: “Pablo fue puesto en libertad por Nerón para que predicase el evangelio de Cristo también en las regiones occidentales, como él escribe en la segunda carta a Timoteo cuando padecía en la cárcel, desde donde dictaba la carta… / … viajó llevado en naves extranjeras, por Panfilia, Asia, Macedonia y Acaya, por diversas islas y provincias; hasta Italia también, y, como él mismo escribe, hasta España”.
  • Atanasio en su carta a Draconcio: “ Por esto, ese ardor de santos de ir a predicar hasta el Ilírico y el no dudar de marchar hasta Roma y embarcarse hasta España, trabajando al máximo para alcanzar mejor recompensa”.
  • Cirilo de Jerusalén: “ Llevó el evangelio desde Jerusalén hasta el Ilírico, catequizando incluso la Roma imperial y extendiendo hasta España el deseo de predicar”.
  • Juan Crisóstomo: “No está quieto en un lugar, sino que va desde Jerusalén hasta el Ilírico, y marcha a España y por todo el mundo como llevado por alas”. “Después de estar en Roma, de nuevo se fue a España”. “Dos años estuvo preso en Roma; después fue puesto en libertad. Después marchó a España y bajó a la Judea, donde visitó a los judíos. Y entonces de nuevo marchó a Roma, donde pereció bajo Nerón”.
  • Epifanio: “Pablo llegó a España; Pedro recorrió muchas veces el Ponto y la Bitinia”.
  • Teodoreto de Ciro: “Y se cumplió lo predicho: escapó primero de la ira de Nerón, como lo expresó en la carta a Timoteo; dice así… (2 Tim. 4:16-17). Y la historia de los Hechos nos enseña que primero estuvo en Roma dos años, habitando en su casa alquilada; y de allí marchó a España, transmitiendo el divino evangelio a los de allí; volvió y entonces fue decapitado. Habiendo narrado esto de sí mismo, pasa a hacer la exhortación”.

También encontramos un texto apócrifo, “Los Hechos de Pedro”, escrito a finales del s. II en Palestina o Siria, donde por tres veces se dice que Pablo visitó España, mencionando que cuando Pablo terminó su primer encarcelamiento en Roma, salió a la orilla del Tíber hacia Ostia Tiberiana donde le acompañan no pocos cristianos de Roma, pero una tempestad retrasa el viaje varios días, por lo que avisan a más cristianos que acuden a despedirle antes de zarpar para España.

Rutas hacia España.

Para viajar a España, había varias posibilidades, encontrarse en Roma facilitaba muchísimo las cosas porque trasladarse a España era tremendamente fácil. Si se hacía por tierra, la vía Aurelia pasaba por el sur de Francia hacia los Pirineos hasta conectar con la vía Augusta (La Junquera, Tarragona, Levante, Córdoba, Sevilla y Cádiz). Sin embargo, era mucho más rápido por mar, algo a lo que Pablo estaba muy acostumbrado. En este caso, existían dos inmejorables rutas:

  1. Desde Ostia a Tarragona, de primavera a otoño eran 4 días.
  2. Desde Ostia a Cádiz, según Plinio, otro contemporáneo de Pablo, eran 7 días.

Además de esto, en el caso de llegar a Tarragona, se contaba con otra ruta marítima hasta Cádiz.

Su espíritu misionero debería incentivarnos a seguir su estela cumpliendo con nuestra de misión de ir por todo el mundo y predicar el evangelio “hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8)

Otras evidencias.

Ireneo de Lyon nombra sobre el 180 d.C. de forma genérica a las iglesias en España como “Las de Iberia” y en el 202 Tertuliano enumera entre los países cristianizados “todos los confines de las Españas”. También contamos con una carta sinodal datada a fines del año 254 o comienzos del 255, firmada por Cipriano, obispo de Cartago, y 36 obispos africanos participantes en el sínodo, dirigida al presbítero Félix y a las comunidades cristianas de León y Astorga, así como al diácono Elio y la comunidad de Mérida.

Hay constancia de que en Tarragona hubo una comunidad cristiana con cementerio propio sobre el 259 d.C., y tras ser el cristianismo religión oficial, en Barcelona encontramos vestigios de bautisterios de gran tamaño para bautismos por inmersión en edificios anexos a las iglesias en el s. V. como ocurre en la ciudad de Tarrasa, o en las ruinas de la antigua ciudad de Barcelona, antes Barcino, que da a entender cómo en siglos anteriores esas prácticas se dieron en la clandestinidad.

Por otro lado, hay constancia de que en la Bética, concretamente en la ciudad de Granada, se desarrolló el denominado Concilio de Elvira (Illiberis), sobre el 303 d.C., antes de otros en Francia, Roma u Oriente. A este Concilio asisten 19 obispos y 24 presbíteros de muchas zonas de Andalucía como Urci (Huércal), Acci (Guadix), Illiberis (Elvira, Granada), Iliturgis, (Andújar), Sevilla, Córdoba, Martos, Baza, Málaga, Montoro, Osuna, Astigi (Écija), Ronda o Cabra. Entre los cánones, se establece que:

  • El matrimonio cristiano se considera indisoluble (ni siquiera por adulterio).
  • Los obispos, diáconos y presbíteros, y clérigos en general, no debían casarse.
  • Los cristianos no debían casarse con judíos.

Por tal motivo, es bastante factible que sobre el siglo II, hubiese alguna traducción de los libros de la Biblia  reconocidos como inspirados hasta ese momento al latín anterior a La Vulgata que circulara por la Bética donde sólo se hablaba esta lengua.

La primera persecución conocida en España fue la de Decio, a mediados del siglo IV, cuando algunos cristianos apostataron por temor al tormento o simularon, mediante un certificado falso (libellus), que habían sacrificado a los dioses. La decisión de los “cristianos libeláticos” (libellatici) fue considerada por la Iglesia como verdadera apostasía.

Todo lo descrito anteriormente es impensable si el Cristianismo no hubiese comenzado en la Península mucho tiempo antes y parece bastante probable que Pablo fue el precursor. Su espíritu misionero debería incentivarnos a seguir su estela cumpliendo con nuestra de misión de ir por todo el mundo y predicar el evangelio “hasta lo último de la tierra” (Hch. 1:8).

David Vergara

Bibliografía:

Tras los pasos de San Pablo. Peter Walter. CIDEP. 2008; Arqueología de la Biblia. James K. Hoffmeier. San Pablo. 2008; Albores del Cristianismo en España (s. I a V). Arturo Gutiérrez Marín. Publicaciones Portavoz; Pablo, apóstol del corazón liberado. F.F. Bruce. Editorial Mundo Bíblico. 2003; El fuego que se propaga. F.F. Bruce. Editorial Mundo Bíblico. 2008; En los pasos del apóstol Pablo. F.F. Bruce. Editorial Portavoz. 1999; El Canon de la Escritura. F.F. Bruce. CLIE / Publicaciones Andamio. 2002; Historia de la Iglesia en España. La Iglesia Romana y Visigoda. Tomo I. Dirigida por Ricardo García-Villoslada. BAC; La Historia secreta de la Iglesia Católica en España. César Vidal. Ediciones B. 2014; Pablo, el judío de Tarso. César Vidal. Algaba Ediciones. 2006; Padres Apostólicos. Daniel Ruiz Bueno. BAC. 1993; Padres Apologetas griegos (s. II). Daniel Ruiz Bueno. BAC. 1996; http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/5902.htm 

http://institucional.us.es/revistas/rasbl/5/art_7.pdf

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Conocer y persuadir con integridad

En la iglesia de Corinto, algunos creyentes cuestionaban la autoridad apostólica de Pablo y ponian en duda la legitimidad de su ministerio y las intenciones detrás de su llamado. En este contexto, Pablo, a través de sus cartas, no solo defiende su vocación, sino que también revela las motivaciones profundas que lo impulsaron a cumplir con la misión.

Este conocimiento del evangelio, por su parte, genera un temor reverente hacia Dios.

En 2 Corintios 5, Pablo habla con claridad sobre la esperanza de vida eterna que tenemos en Cristo. Hace referencia a la responsabilidad de agradar a Dios con nuestros actos, porque un día todos compareceremos ante el tribunal de Cristo y cada uno de nosotros recibirá según lo que haya hecho, sea bueno o malo. En el versículo 11 dice: “Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias.

El verbo “conociendo”, en el griego original, no se refiere a una acción en curso (como un gerundio), sino a un participio perfecto que denota una comprensión profunda y establecida. Este conocimiento del evangelio, por su parte, genera un temor reverente hacia Dios. Para Pablo, el cumplimiento de la misión es un acto de reverencia. Una cosa lleva a la otra: el temor del Señor lo lleva a persuadir a los hombres.

En nuestro lenguaje cotidiano, la palabra “persuadir” a menudo tiene una connotación negativa, como si se tratara de imponer o manipular. Sin embargo, lo que Pablo expresa es una invitación a presentar el mensaje del evangelio de manera convincente, apelando tanto a la razón como al corazón.

Recordemos el momento en que Pablo, tras presentar defensa de su causa ante al rey Agripa, le preguntó:

«Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano. Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen, fueseis hechos tales cual yo soy, excepto estas cadenas!” (Hechos 26:27-28).

Pablo procuraba persuadír sobre la verdad del evangelio con integridad y transparencia, apelando a los profetas, a hechos históricos conocidos y verificados por muchos, y a su propia experiencia: el encuentro con Jesús que cambió su trayectoria de forma radical, y de perseguidor de los cristianos, pasó a ser defensor y adalid de la fe que antes perseguía.

Aprendamos del apóstol Pablo, de su honestidad intelectual, de su pasión y de su obediencia a «la visión celestial» (Hechos 26:19-20).

Conociendo, pues, el temor del Señor, persistamos en persuadir a los hombres.

Carlos Villa – Coordinador nacional

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Evangelio en rebajas

Hace unos días, en un día cualquiera de la semana, fui a un centro comercial y me encontré con un parking abarrotado de gente, lo que me hizo imposible aparcar. “¿Qué está pasando aquí?”, me pregunté. Al instante, me di cuenta de que la razón por la que había tanta gente era por las conocidas y famosas rebajas.

Durante esta temporada, muchos negocios y marcas reducen los precios de algunos artículos con el objetivo de incentivar las ventas y lograr que los mismos se compren con mayor rapidez. Las rebajas pueden ser de un 10%, 20%, y en algunos casos, llegar hasta un 50% o incluso un 70% de descuento respecto al precio original.

En medio de todo este bullicio de gente, productos y descuentos, me pregunté: ¿Está ocurriendo algo similar con el evangelio en estos tiempos? ¿Se ha puesto el evangelio en rebajas?

Hoy en día, si observamos la predicación del evangelio en nuestro país, notamos cómo, en muchos contextos, se presenta un mensaje como un producto comercial, rebajado a cualquier precio con la intención de lograr una mayor aceptación y “compra”. Este evangelio descentralizado busca mover masas. Tratar el evangelio como una mercancía, presentarlo como un objeto que satisface nuestras necesidades personales, transmitirlo de forma incompleta o errónea, o vivir de manera incoherente con su mensaje, son formas tristes de rebajarlo.

No podemos reducir la predicación del evangelio a un simple mensaje motivacional o de psicología positiva. La verdadera buena noticia solo tiene sentido cuando entendemos la mala noticia que nos envuelve. Obviar esto último es poner una etiqueta de descuento al mensaje.

No podemos reducir la predicación del evangelio a un simple mensaje motivacional o de psicología positiva.

Hace muchos años leí un libro que me resultó particularmente interesante: El precio de la gracia, de Dietrich Bonhoeffer, un teólogo, filósofo y pastor alemán de gran influencia en el siglo XX. En su obra, Bonhoeffer introduce dos conceptos que me encantan y que podrían ayudarnos a entender qué es y qué no es un evangelio en rebajas: gracia barata y gracia cara.

Un evangelio rebajado no solo disminuye el mensaje, sino que puede llevar a muchos a una falsa seguridad, haciéndoles creer que no hay necesidad de arrepentimiento o de una vida comprometida con el Señor.

En su obra, Bonhoeffer introduce dos conceptos que me encantan y que podrían ayudarnos a entender qué es y qué no es un evangelio en rebajas: gracia barata y gracia cara.

  • Gracia barata:La gracia barata es la gracia que damos a los demás sin ninguna exigencia. Es la gracia que se ofrece a aquellos que no están dispuestos a comprometerse. Esta gracia implica un perdón sin arrepentimiento, una gracia sin discipulado, sin cruz, sin Jesús. Es una gracia fácil y cómoda, que no exige un cambio real en la vida del creyente.
  • Gracia cara: “La gracia cara es el evangelio tal como es, en su pureza. Es la que nos lleva a seguir a Cristo, y tiene un precio, porque requiere todo lo que somos. Esta gracia no es barata; es un llamado a la obediencia, a seguir a Cristo sin excusas ni reservas, hasta la cruz. Es la gracia que transforma vidas y demanda un compromiso real con Jesús.”

¿Cuánto costó?

Es fundamental recordar que el precio de nuestra salvación fue extremadamente costoso. Jesús, el Hijo de Dios, dejó su trono de gloria, se encarnó, se despojó de sí mismo y, finalmente, fue sacrificado en la cruz, derramando hasta la última gota de su sangre para que pudiéramos ser justificados, redimidos, salvos, etc.

“Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación.” 1 Pedro 1:18-19

Es curioso notar que, aunque el oro y la plata son minerales valiosos y difíciles de corromper, nada se compara con la sangre de Jesucristo, que es incorruptible, inalterable y de un valor incomparable. La salvación que el Señor nos ofrece es gratuita, pero tuvo un gran costo. Y el evangelio, aunque es un regalo, también demanda, exige algo de nosotros. Jesús mismo lo dejó claro cuando dijo a sus discípulos:

“Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará.” Mateo 16:24-25

La respuesta al evangelio debe brotar de un arrepentimiento sincero, un corazón dispuesto a negarse a sí mismo, a tomar su cruz y morir al pecado junto con Cristo, para resucitar en Él y seguirle con fidelidad.

Conclusión

Predicar un evangelio “en rebajas” trae consigo un estallido de fuegos artificiales llenos de luces coloridas con visibilidad momentánea. Un evangelio rebajado no solo disminuye el mensaje, sino que puede llevar a muchos a una falsa seguridad, haciéndoles creer que no hay necesidad de arrepentimiento o de una vida comprometida con el Señor. No podemos hacer del evangelio un producto de consumo rápido que satisface momentáneamente nuestras necesidades, sino un llamado que nos invita a la santidad, la obediencia y el sacrificio.

Así que, bajo ningún concepto rebajemos el mensaje. Que nunca nuestro intento de contextualizarlo nos lleve a modificar la verdad fundamental. El apóstol Pablo lo tenía muy claro cuando, en su carta a los corintios, dijo:

“Pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles locura.” 1 Corintio 1:23

Tomemos nota de esto y seamos fieles al Señor y a su palabra.

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Mensajeros de esperanza

Con cada comienzo de año, nos llenamos de ilusión al marcarnos nuevas metas y proyectos. Sin embargo, llevamos ya varios años en los que cada inicio se ve marcado por la incertidumbre, la inseguridad y la inestabilidad.

Y nos preguntamos: ¿Subirán los impuestos? ¿Mejorarán los salarios y pensiones? ¿Qué cambios traerán los gobiernos? ¿Cesarán los conflictos bélicos?

Se dice que “la esperanza es lo último que se pierde”. Pero lo cierto es que todas estas cuestiones, sumadas a la falta de una proyección real de futuro, las malas decisiones de los gobiernos y la ausencia de oportunidades, han hecho que una gran parte de la población viva sumida en la incertidumbre, el estrés y la ansiedad. Datos recientes reflejan un crecimiento alarmante de personas que viven desesperanzadas.

Esto se debe a que muchos han reducido la esperanza a la siguiente definición: “Estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable lo que se desea”. Este tipo de esperanza nace de un deseo condicionado y dependiente de una circunstancia o situación concreta; y como hemos comprobado en las últimas semanas, nuestra circunstancia puede cambiar de la noche a la mañana, en cuestión de horas o minutos.

Datos recientes reflejan un crecimiento alarmante de personas que viven desesperanzadas.

¿Cómo responderemos ante tal alarmante crecimiento? Presentando y anunciando a todos la esperanza que hemos recibido y a la cual fuimos llamados. “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos”. (1 Pedro 1:3

Esta esperanza es más que un deseo: es certeza y confianza plena que no será defraudada. Se fundamenta en la fe en Jesucristo, quien encarna nuestra esperanza en toda su plenitud. Jesús es el ancla del alma y la roca en la que apoyarnos. Sean cuales sean las circunstancias a las que tengamos que hacer frente en la vida, nuestra esperanza permanece inalterable.

¡Qué privilegio es decir, como el rey David: “De él viene mi esperanza; solo él es mi roca y mi salvación; es mi refugio, no resbalaré” (Salmo 62:5-6).

España necesita esperanza verdadera. Y Dios quiere usarte a ti como mensajero de esta.

Carlos Villa – Coordinador nacional

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¡Joven, hay algo que decir!

En un mundo donde a menudo se cuestionan los valores y se busca desesperadamente un propósito, la historia de un joven adolescente resalta como un rayo de esperanza.

«Sentado en medio de los doctores de la ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas, todos los que lo oían quedaban maravillados por su inteligencia y sus respuestas.» (Lucas 2:46)

Este pasaje bíblico nos muestra cómo Jesús, a la temprana edad de doce años, sorprendía a todos con su forma de hablar y lo que decía. Un hecho similar ocurrió en un instituto de Asturias, donde un joven adolescente dejó a toda una clase maravillada durante una charla improvisada sobre el evangelio.

Prepárate para ser inspirado y desafiado a seguir su ejemplo, porque nunca se es demasiado joven o mayor para marcar la diferencia:

«Mi nombre es Isaí Fernández, tengo 15 años. A los 11 años acepté a Jesús en un campamento de niños, y desde ese momento mi vida cambió. Desde que conocí al Señor, he sentido una profunda inquietud por compartir su amor y el regalo de salvación que Él nos ofrece. Siempre que tengo la oportunidad, predico el evangelio a todas las personas que puedo, incluyendo a mis compañeros de clase. Mantenemos conversaciones sobre Dios y, si tienen alguna pregunta o duda, siempre intento responderles con gusto.

El ayuntamiento de mi ciudad organizó una charla sobre «La violencia entre los jóvenes» , la cual se iba a impartir en nuestro instituto. Después de una primera exposición sin mucho éxito, decidieron no continuar. Sin embargo, mientras estábamos comentando y evaluando la ponencia en clase, una compañera propuso en voz alta: «¿Por qué no da Isaí una charla sobre Jesús?».

La profesora no puso ninguna objeción, y mi respuesta fue: «¡Vale, sin problema!» En ese momento, me sentí abrumado; tendría la oportunidad de dar una charla por primera vez sobre mi fe.

El día esperado se acercaba, y sinceramente, no sentía muchos nervios. Me había preparado con oración, ayuno, argumentos y pasos a seguir. Durante mi preparación, pude aprender y conocer aún más sobre el amor de Jesús. ¡Qué hermoso regalo!

ISAÍ EN AVILÉS – EVANGELISMO IGLESIA AGUA VIVA

Llegó el día de la exposición. Tratamos varios temas como la existencia de Dios, las relaciones sexuales, el aborto, la teoría del Big Bang y la historia de los cristianos evangélicos. Fue muy interesante, pero lo más importante, y por lo que había orado fervientemente, llegó al final cuando transmití el mensaje del evangelio. Fue sencillo, claro y contundente. ¡Misión cumplida!

"Al igual que me usó a mí, puede usarte a ti. No importa tu edad, solo tu disposición."

¿Qué herramientas evangelísticas utilicé en la exposición? Vídeos de testimonios, un pequeño evangelio de Lucas para todos, folletos evangelísticos de TCCH, una lista de reproducción de música cristiana e incluso organicé un sorteo de tres Biblias.

Fue un tiempo maravilloso, lo disfruté mucho. Mis compañeros prestaron atención y mostraron un gran respeto. Me fui satisfecho, sabiendo que había hecho lo que Dios me pedía. Jamás habría imaginado tener esta oportunidad que se repitió por segunda vez a petición de toda la clase.

Doy gracias a Dios por este tiempo. ¡DIOS TIENE UN PLAN PARA TU VIDA!

Al igual que me usó a mí, puede usarte a ti. No importa tu edad, solo tu disposición. ¡Créeme, Él quiere usarte! No sé si habrá una tercera oportunidad, solo Dios lo sabe, pero sin duda, lo repetiría.»

Al finalizar este relato de valentía y determinación, queda claro que no hay límites, ni barreras cuando se trata de compartir el mensaje de Jesús. La historia de Isaí Fernández nos invita a reflexionar sobre nuestra propia disposición y compromiso para llevar la esperanza a aquellos que nos rodean.

Entonces, ¿qué esperamos? Sigamos su ejemplo y respondamos al llamado de Dios para ser mensajeros de esperanza y portadores de su amor. En nuestras manos están las herramientas evangelísticas (click aquí), y en nuestro corazón está la pasión por compartir las buenas nuevas.

¡Joven, hay algo que decir! ¡Iglesia, hay algo que decir! Levantémonos con coraje y determinación, y avancemos juntos en la misión de llevar la luz de Jesús a aquellos que aún no la han encontrado.

Que esta historia nos inspire a todos a ser valientes, apasionados y comprometidos en nuestro caminar con Dios.

¡Nunca es demasiado tarde, ni se es demasiado joven para comenzar a impactar vidas y cambiar el mundo con el amor de Jesús!

¡Queremos conocer tu testimonio!

¡Sabemos y creemos que Jesús sigue cambiando vidas!

Por eso, te pedimos que nos cuentes tu historia o de alguien a quien le has entregado un folleto o le has hablado de Dios. De esta forma, nos podemos gozar de lo que Dios está haciendo en España!

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El Folleto Abandonado: una semilla de fe que floreció

La historia de Juan González es un testimonio vivo de cómo un simple folleto, abandonado en un rincón de su camino, desencadenó una cascada de eventos que lo llevó a experimentar una renovación espiritual y un profundo despertar en su fe. Desde aquel día en 1985, cuando Juan se encontró con la parábola del hijo pródigo en aquel folleto de tonos rojizos, su vida dio un giro inesperado y se vio envuelto en un viaje de perdón y redención:

«Corría el año 1985, en una tarde de otoño nublada. Caminaba cabizbajo, con la mirada fija en el suelo, cuando algo llamó mi atención en un rincón: un folleto de tonos rojizos. Lo recogí y comencé a leer. Aquel pequeño folleto contaba la historia de la parábola del hijo pródigo.

Me emocioné profundamente al leerla, y decidí llevarlo a casa para guardarlo en mi mesita de noche.

Hasta ese momento, nunca había leído ninguna porción de la Biblia. Solo tenía un conocimiento vago de lo que había escuchado, como que Judas traicionó a Jesús y que Pilato ordenó su crucifixión. Pero durante semanas, aquel folleto revoloteaba en mi mente y, de vez en cuando, abría la mesita de noche para leerlo nuevamente, sintiendo la misma emoción que la primera vez.

Fue gracias a esa lectura de la parábola del hijo pródigo que nació en mí un fuerte deseo de conocer más sobre la Biblia. En aquel entonces, trabajaba en el bar de mi hermano, y solía frecuentarlo un monaguillo de la iglesia del pueblo. Le compartí mi anhelo de leer la Biblia y, un día, me regaló un evangelio según San Lucas. Comencé a leerlo y, una vez más, encontré la misma parábola que había cautivado mi corazón en aquel folleto que encontré en la calle.

"Han pasado treinta y siete años desde aquel encuentro con aquel folleto y aún hoy me emociono profundamente cada vez que leo la parábola del hijo pródigo."

Dios estaba obrando en mi corazón, preparándolo para algo maravilloso. Tres meses después, mi amigo Jesús Gutiérrez me habló de Jesucristo, y yo lo recibí como mi Señor y Salvador. Han pasado treinta y siete años desde aquel encuentro con aquel folleto que me mostró una porción de la Biblia por primera vez, y aún hoy me emociono profundamente cada vez que leo la parábola del hijo pródigo.

La historia de aquel folleto que encontré en la calle se ha convertido en un testimonio de transformación y descubrimiento espiritual en mi vida.

Es un recordatorio constante de cómo Dios puede usar las circunstancias más inesperadas para despertar un deseo ardiente por conocerlo y experimentar su amor incondicional.

Cada vez que me sumerjo en las palabras de la parábola del hijo pródigo, renuevo mi gratitud por el impacto que ha tenido en mi vida y mi fe.»

Al llegar al final de la historia de Juan, se revela un poderoso recurso que desempeñó un papel crucial en su encuentro con la fe: el folleto. Este humilde medio de comunicación se convirtió en un catalizador para su transformación espiritual y su relación con Dios.

Este testimonio nos motiva a considerar el inmenso potencial que los folletos y materiales evangelísticos tienen para alcanzar a otros con el mensaje del amor de Dios. Cada palabra impresa puede convertirse en una semilla que germina en el corazón de alguien, despertando su curiosidad y encendiendo una llama de búsqueda espiritual.

Recordemos que evangelizar no se trata solo de palabras habladas, sino también de recursos tangibles que puedan ser compartidos y llevados a diferentes lugares y personas. El folleto puede ser una herramienta poderosa para presentar el evangelio de manera clara y concisa, y así invitar a otros a considerar la verdad transformadora de Jesucristo.

¡Aprovechemos esta herramienta valiosa y efectiva para evangelizar! Sigamos adelante con valentía y determinación, compartiendo los folletos con generosidad y confiando en el poder del Espíritu Santo para obrar en las vidas de aquellos a quienes alcanzamos.

¡Que el mensaje contenido en cada folleto sea semilla de vida, esperanza y transformación en las manos de aquellos que los reciben!

¡Queremos conocer tu testimonio!

¡Sabemos y creemos que Jesús sigue cambiando vidas!

Por eso, te pedimos que nos cuentes tu historia o de alguien a quien le has entregado un folleto o le has hablado de Dios. De esta forma, nos podemos gozar de lo que Dios está haciendo en España!

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Mayo – Los Minutos Que Cambian El Mundo

CUENTA LO QUE DIOS ESTÁ HACIENDO

Con las buenas temperaturas que nos acompañan, la gente pasa más tiempo en la calle, en las plazas y parques, lo cual facilita el testimonio y la acción de la iglesia en lugares públicos. Aprovechémoslo para salir y hablar de Jesús. Incluso las fiestas populares, que con el buen tiempo se celebran en pueblos y ciudades, son una ocasión que deberíamos aprovechar, Jesús lo hizo.

Cuando hablamos de Jesús siempre hay una reacción, positiva o negativa. Nos gustaría saber qué ocurre cuando hablas con la gente y les entregas el evangelio a través de los folletos que te proporcionamos. Sabemos que Dios está obrando en nuestra tierra, que muchas personas están siendo transformadas, porque “el evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree”, dice Pablo. Pero si lo callas, si no cuentas lo que Dios hace, muy pocos sabrán de ello y pocos podrán gozarse por la salvación de un pecador que se arrepiente.

Para ayudarte en tu relato, hemos preparado este blog, donde puedes leer y también contarnos historias que edificarán y estimularán a otros cristianos a participar en la proclamación del evangelio, y por ende en la salvación de muchos. En este blog ya hay historias de personas que han sido rescatadas por Dios.

Si Mateo, Marcos y Lucas, no hubiesen empleado tiempo en recopilar el testimonio de lo que Jesús hizo y enseñó, hoy no tendríamos los evangelios sinópticos que tanto nos bendicen y edifican. Lo mismo podemos decir de Los Hechos de los Apóstoles que Lucas recopiló y escribió.

“Voz de júbilo y de salvación hay en las tiendas de los justos; la diestra de Dios hace proezas” (Salmos 118:15)

El testimonio de lo que Dios hace es fundamental para que otros crean. El Evangelio de Juan afirma: “Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de sus discípulos, las cuales no están en este libro. Pero estas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre” (Juan. 20:30-31). ¡Cuenta lo que Dios ha hecho!

¡Hay poder en el testimonio! Primero porque glorifica a Dios exaltando sus maravillas; segundo, porque promueve la fe y la esperanza en quienes lo leen. El testimonio de lo que Dios hace es evangelio, es buena noticia que puede despertar en otros la esperanza y la fe que salva.

Compartamos las grandes cosas que Dios está haciendo en nuestro entorno, no calles lo que manifiesta Su poder. Es tiempo de hablar y no callar, para que España conozca al Salvador, Cristo Jesús.

Juntos en la extensión del reino de Dios,
Rebeca del Val Moris

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Abril – Los Minutos Que Cambian El Mundo

Entrega total

El sufrimiento que Jesús experimentó por la humanidad es inimaginable.

Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto (…) llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores (…) mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados (…) angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isaías 53:3-5, 7).

Jesús se entregó completamente para liberarnos del imperio de la muerte y de la esclavitud (Hebreos 2:14-15).

No hay mayor acto de amor. La entrega de Jesús por nosotros merece una respuesta similar de nuestra parte.

Entreguémonos sin reservas, él lo merece.

"Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre." Hebreos 2:14-15

La Semana Santa es una oportunidad para hablar de Jesús, aunque la tradición cristiana en nuestro país es patente, ¿𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐬𝐚𝐛𝐞𝐧 𝐞𝐱𝐚𝐜𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐪𝐮𝐞́ 𝐨𝐜𝐮𝐫𝐫𝐢𝐨́ 𝐞𝐧 𝐥𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐮𝐫𝐚𝐧𝐭𝐞 𝐞𝐬𝐨𝐬 𝐝𝐢́𝐚𝐬?, ¿𝐲 𝐥𝐚 𝐭𝐫𝐚𝐬𝐜𝐞𝐧𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐬𝐮𝐬 𝐯𝐢𝐝𝐚𝐬?
Queremos animarte a que tú se lo expliques a tu vecino, amigo o familiar, que le acompañes a tomar una decisión por Jesús.
En Testimonio Cristiano a Cada Hogar queremos ayudarte a que lo hagas, así que te ofrecemos las herramientas necesarias que puedes ver y solicitar haciendo click en el botón

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