Europa está en un proceso acelerado de rearme. Algunos países consideran implantar de nuevo el servicio militar obligatorio; y desde altas esferas se recomienda a la población que se prepare con kits de supervivencia en casa para hacer frente a los tiempos de crisis que nos vaticinan. Todos nos preguntamos si esto no será otra forma de manipulación; precedentes cercanos existen. Pero más allá de estas consideraciones, la pregunta a la que los cristianos debemos responder es ¿cómo tenemos que comportarnos los creyentes en tiempos de crisis?
Nada de lo que está sucediendo debería sorprendernos. La Biblia nos advierte que vendrán tiempos difíciles, pero también nos llama a vivir con esperanza y fe. No debemos actuar con miedo, sino con convicción y propósito, sabiendo que nuestra verdadera lucha es de carácter espiritual. Efesios 6:11 nos recuerda la necesidad de estar preparados, vestidos con la armadura de Dios para que podamos estar firmes contra las asechanzas del mal.
La fe en Dios es el antídoto contra el miedo y la incertidumbre.
Si el mundo se rearma con armas físicas, los cristianos debemos rearmarnos con las armas del Espíritu, armas defensivas que Dios nos ha dado: la verdad, la coraza de justicia, el evangelio de la paz, el escudo de la fe, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios; orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, sabiendo que sin el Señor nada podemos hacer, por eso debemos estar orgánicamente unidos a él.
La fe en Dios es el antídoto contra el miedo y la incertidumbre. Nuestra confianza no está en los sistemas humanos, sino en Dios, y en el cercano advenimiento de su reino en el que la justicia y la paz reinarán. La unidad de los cristianos es hoy más importante que nunca; juntos y unidos somos luz en la oscuridad, un testimonio vivo de esperanza y amor en un mundo que cual ebrio se tambalea.
Mientras las naciones se preparan para la guerra, nosotros preparémonos para la misión a la que hemos sido llamados. No permitamos que el temor nos paralice.
Seamos luz en medio de la oscuridad. Nuestra misión es anunciar que solo Cristo puede darnos la paz verdadera.
¡Es tiempo de levantarnos, de equiparnos espiritualmente y de avanzar con fe y paso firme en la misión de Dios!