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La historia de Juan González es un testimonio vivo de cómo un simple folleto, abandonado en un rincón de su camino, desencadenó una cascada de eventos que lo llevó a experimentar una renovación espiritual y un profundo despertar en su fe. Desde aquel día en 1985, cuando Juan se encontró con la parábola del hijo pródigo en aquel folleto de tonos rojizos, su vida dio un giro inesperado y se vio envuelto en un viaje de perdón y redención:

«Corría el año 1985, en una tarde de otoño nublada. Caminaba cabizbajo, con la mirada fija en el suelo, cuando algo llamó mi atención en un rincón: un folleto de tonos rojizos. Lo recogí y comencé a leer. Aquel pequeño folleto contaba la historia de la parábola del hijo pródigo.

Me emocioné profundamente al leerla, y decidí llevarlo a casa para guardarlo en mi mesita de noche.

Hasta ese momento, nunca había leído ninguna porción de la Biblia. Solo tenía un conocimiento vago de lo que había escuchado, como que Judas traicionó a Jesús y que Pilato ordenó su crucifixión. Pero durante semanas, aquel folleto revoloteaba en mi mente y, de vez en cuando, abría la mesita de noche para leerlo nuevamente, sintiendo la misma emoción que la primera vez.

Fue gracias a esa lectura de la parábola del hijo pródigo que nació en mí un fuerte deseo de conocer más sobre la Biblia. En aquel entonces, trabajaba en el bar de mi hermano, y solía frecuentarlo un monaguillo de la iglesia del pueblo. Le compartí mi anhelo de leer la Biblia y, un día, me regaló un evangelio según San Lucas. Comencé a leerlo y, una vez más, encontré la misma parábola que había cautivado mi corazón en aquel folleto que encontré en la calle.

"Han pasado treinta y siete años desde aquel encuentro con aquel folleto y aún hoy me emociono profundamente cada vez que leo la parábola del hijo pródigo."

Dios estaba obrando en mi corazón, preparándolo para algo maravilloso. Tres meses después, mi amigo Jesús Gutiérrez me habló de Jesucristo, y yo lo recibí como mi Señor y Salvador. Han pasado treinta y siete años desde aquel encuentro con aquel folleto que me mostró una porción de la Biblia por primera vez, y aún hoy me emociono profundamente cada vez que leo la parábola del hijo pródigo.

La historia de aquel folleto que encontré en la calle se ha convertido en un testimonio de transformación y descubrimiento espiritual en mi vida.

Es un recordatorio constante de cómo Dios puede usar las circunstancias más inesperadas para despertar un deseo ardiente por conocerlo y experimentar su amor incondicional.

Cada vez que me sumerjo en las palabras de la parábola del hijo pródigo, renuevo mi gratitud por el impacto que ha tenido en mi vida y mi fe.»

Al llegar al final de la historia de Juan, se revela un poderoso recurso que desempeñó un papel crucial en su encuentro con la fe: el folleto. Este humilde medio de comunicación se convirtió en un catalizador para su transformación espiritual y su relación con Dios.

Este testimonio nos motiva a considerar el inmenso potencial que los folletos y materiales evangelísticos tienen para alcanzar a otros con el mensaje del amor de Dios. Cada palabra impresa puede convertirse en una semilla que germina en el corazón de alguien, despertando su curiosidad y encendiendo una llama de búsqueda espiritual.

Recordemos que evangelizar no se trata solo de palabras habladas, sino también de recursos tangibles que puedan ser compartidos y llevados a diferentes lugares y personas. El folleto puede ser una herramienta poderosa para presentar el evangelio de manera clara y concisa, y así invitar a otros a considerar la verdad transformadora de Jesucristo.

¡Aprovechemos esta herramienta valiosa y efectiva para evangelizar! Sigamos adelante con valentía y determinación, compartiendo los folletos con generosidad y confiando en el poder del Espíritu Santo para obrar en las vidas de aquellos a quienes alcanzamos.

¡Que el mensaje contenido en cada folleto sea semilla de vida, esperanza y transformación en las manos de aquellos que los reciben!

¡Queremos conocer tu testimonio!

¡Sabemos y creemos que Jesús sigue cambiando vidas!

Por eso, te pedimos que nos cuentes tu historia o de alguien a quien le has entregado un folleto o le has hablado de Dios. De esta forma, nos podemos gozar de lo que Dios está haciendo en España!

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