Eres la voz
Si alguien te preguntara: ¿Quién eres? ¿Qué responderías?
Esta misma cuestión fue dirigida a Juan el Bautista por un grupo de sacerdotes y levitas, lo cual resulta llamativo dada su ascendencia sacerdotal.
Muchas personas respondían positivamente al mensaje predicado por el Bautista; aunque el bautismo no era algo novedoso en el judaísmo, resultaba sorprendente que esta práctica se aplicara a judíos. Esta serie de acontecimientos generó una gran curiosidad en todo el grupo religioso, y por ende, surgió la necesidad de identificar quién estaba detrás de estos hechos.
Juan el Bautista tenía muy claro quién no era. No era el Cristo. Quizás algunos rabinos pensaron que podría ser el Mesías, ya que ciertos textos del A.T (Ez. 36:25, Zac. 13:1) eran interpretados considerando que la práctica del bautismo precedería a la era mesiánica. No era Elías. Aunque Jesús afirmó sobre Juan que era el Elías (Mt. 11:14), esto no significaba que él fuera el mismo Elías del A.T. que fue arrebatado. Tampoco era “el profeta”. Claro que Juan era vocero de Dios, pero no el profeta que este grupo de religiosos tenía en mente sefún lo anunciado por Moisés mismo.
Si no era ninguna de las identidades previamente mencionadas, ¿entonces quién era? “Yo soy la voz de uno que clama en el desierto: Enderezad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías”. La respuesta de Juan el Bautista fue asombrosa. En sus palabras vemos que su identidad estaba intrínsecamente vinculada a su misión; su objetivo era dirigir todas las miradas hacia Jesús. Su razón de ser estaba completamente entrelazada con Cristo. Juan no era más que una voz que anunciaba al Logos, la Palabra que había de venir. ¡Qué forma más sublime de exponer quién era! San Agustín dijo: “Mientras que Cristo es la Palabra, el Verbo hecho carne. ¿Qué es la voz sin la palabra? La Palabra tiene un gran valor, incluso si no está acompañada por la voz; la voz sin palabra es algo vacío.”
“Todo hombre que proclama la Palabra es voz de la Palabra.” - Agustín de Hipona
A muchos cristianos hoy en día les gusta manifestar quiénes son, pero ¿quiénes somos realmente? Juan era simplemente una voz. ¿Qué debe ser la Iglesia, sino la voz de aquel que clama?
“Todo hombre que proclama la Palabra es voz de la Palabra.” – Agustín de Hipona
Entonces, si se te volviera a preguntar ¿quién eres tú? ¿Cuál sería tu respuesta?
Recuerda, tú eres la voz, pero si todavía no lo eres estas a tiempo de hacer de la misión tu identidad y ser la voz que proclama a Cristo.
Carlos Villa
Promotor ministerial